Entrenar en el campo a una altura de 3000 metros sobre el nivel del mar ofrece una experiencia única que pocos pueden disfrutar. No solo se trata del entorno espectacular, sino también de los numerosos beneficios que el entrenamiento en altura proporciona a los atletas y entusiastas del ejercicio.

La principal ventaja de entrenar a elevaciones significativas radica en la menor presión de oxígeno disponible. Este escenario obliga al cuerpo a adaptarse, aumentando la producción de glóbulos rojos, lo que potencialmente mejora el rendimiento cardiovascular y la resistencia a largo plazo. A medida que el cuerpo se acostumbra a estos cambios, los atletas pueden experimentar un aumento en su capacidad aeróbica cuando regresan a altitudes más bajas.

La sensación de logro al completar sesiones de entrenamiento en un entorno desafiante fomenta la confianza y la resiliencia. Asimismo, el aire fresco y el entorno natural contribuyen a reducir el estrés y mejorar el enfoque durante el entrenamiento.